San Juan de la Maguana.- Hay funcionarios que cumplen con su trabajo… y hay otros que dejan huellas. En las comunidades donde a veces el Estado llega tarde —o simplemente no llega— los nombres de Carlos J. Valdez,ministro de la Juventud y Ángelo Ramírez, viceministro de extensión regional del ministerio de la Juventud, comienzan a resonar con un significado especial: esperanza.
Porque cuando un joven recibe una beca, cuando una cancha vuelve a llenarse de vida, cuando un barrio se une alrededor de un torneo o una capacitación, no se está entregando un beneficio: se está abriendo una puerta. Y eso es precisamente lo que Carlos Valdez y Ángelo Ramírez ha puesto en el centro de su gestión: puertas abiertas, oportunidades reales, acciones que cambian historias.
Su trabajo no se ve solo en oficinas o notas institucionales; se ve en los rostros de los muchachos que vuelven a creer que el deporte puede sacarlos adelante, en las jóvenes que descubren que pueden estudiar, emprender y soñar. Su presencia constante en los territorios recuerda que la política pública puede ser cercana, humana y profundamente transformadora.
Carlos y Ángelo no hablan de futuro como un concepto abstracto. Lo construyen en cada comunidad que visitan, en cada programa que impulsan, en cada joven que acompañan. Porque el futuro no llega solo… se siembra.
Y mientras muchos se preguntan qué necesita la República Dominicana para avanzar, la respuesta parece más clara cuando el trabajo toca la vida real de la gente: necesitamos más gestores que crean en los jóvenes. Más funcionarios que, como Carlos Valdez y Ángelo Ramírez, entiendan que invertir en educación y deporte es invertir en el país que queremos ser.
Autor: Antoni Fernández, Educador-Periodista-Deportista
